Wednesday, August 5, 2015

Semana 1: Beijing

Después de una semana en Beijing, me dispongo a hacer memoria y compartir con todos cómo ha sido mi primera toma de contacto con la capital de China. En esta primera entrada me limitaré a contar cómo ha sido el día a día desde mi llegada.

Todo comenzó el pasado miércoles cuando cogí un avión desde Madrid para llegar al aeropuerto internacional de Beijing, el mayor aeropuerto del mundo desde las obras que tuvieron lugar en 2008 para acondicionar el mismo al tráfico aéreo que se avecinaba debido a las olimpiadas.

Tras un largo viaje con escala incluida, que duró aproximadamente 17 horas, y después de coger el equipaje, nos recogieron a un pequeño grupo de participantes del programa para llevarnos a los apartamentos.

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Una vez allí, y tras hacer el check-in, subimos a los apartamentos; los cuales cuentan con baño, cocina, salón y dos o tres habitaciones.

Debido al jet lag y a las pocas horas de sueño que había podido disfrutar durante el viaje, nada más saber cuál iba a ser mi habitación durante este mes caí rendido en la cama hasta la hora de la cena.

Para cenar, la organización nos había citado a las 6.30 pm en la entrada de los apartamentos (sí, 6.30 pm y cena en la misma frase). Fuimos a cenar a un restaurante cercano y conocí a la mayoría de participantes mientras intentaba mejorar mi habilidad con los palillos. Una vez terminada la cena, volvimos a nuestros apartamentos a descansar para el induction day.

Al día siguiente, nos habían citado a primera hora de la mañana para acompañarnos a una sala de conferencias de un hospital cercano, en el cual nos dieron una charla acerca de dónde acudir en caso de problemas de salud, cómo funcionaban los distintos hospitales (internacionales y chinos), y qué riesgos de salud son los más típicos en China. Después de la cual, recibimos otra acerca del día a día en Beijing, además de una corta pero entretenida clase de mandarín antes de comer.

Tras la comida, nos indicaron cómo llegar a nuestras respectivas compañías. Y, después de ello, tuvimos el banquete de bienvenida en el cual disfrutamos de una serie de platos típicos.

Durante la cena, un compañero del mes anterior se acercó a invitarnos a su apartamento para tomar algo antes de salir. Oferta que aceptamos varios.

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A la mañana siguiente, y tras una positiva toma de contacto con la noche pekinesa, la organización nos recogió en la entrada de los apartamentos para hacer un tour visitando la plaza de Tian’anmen, una de las plazas más grandes del mundo, flanqueada por edificios tan importantes como el Museo Nacional de Historia y de la Revolución o el Gran Palacio del Pueblo, sede de la Asamblea Popular Nacional. Después de comer, disfrutamos de la Ciudad Prohibida.

Después de dos días intensos y con mucho sueño acumulado, el domingo decidí descansar para empezar bien la primera semana de trabajo y deshacerme del jet lag de forma definitiva.

El lunes a primera hora nos recogió la organización para llevarnos a la compañía y, durante el viaje, conocí a mi compañero de prácticas. Una vez en la empresa nos enseñaron las oficinas y cómo funcionaba todo. La compañía se dedica a asesorar y ayudar a clientes chinos a comprar propiedades en Europa y Estados Unidos, lo cual resulta muy interesante.

Al terminar el trabajo cogimos el metro de vuelta a casa, el cual nos pareció que estaba muy lleno, hasta que a la mañana siguiente cogimos el autobús para ir al trabajo, y vimos lo que es realmente un autobús/metro lleno en Beijing; en el cual parece imposible que entre nadie más, pero sigue entrando gente.

Tras dejar pasar un par de ellos porque estaban demasiado llenos, decidimos aventurarnos a empujar y entrar en el tercero, ya que se nos estaba haciendo muy tarde. Después de conseguir subir, tardamos algo más de hora y media hasta que finalmente conseguimos llegar al trabajo, y aprendimos la lección de que en sucesivos días había que madrugar más.

Después de una semana de trabajo hemos conseguido hacer el trayecto en una hora, aunque siempre está la opción de compartir un taxi y pagar aproximadamente un euro y medio cada uno.

De momento, eso es todo por esta primera semana, seguiré contando mis vivencias por Beijing en futuras entradas.

 

¡Hasta la próxima!

Zâi jiàn!

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