El Segundo fin de semana comenzó con el Community Outreach en la Beijing Huiling Community Service para gente con discapacidades de aprendizaje. Se trata de una organización caritativa que ayuda a personas con discapacidades mentales mediante el arte, las actividades físicas, y las reuniones en comunidad. Durante la primera parte de la visita nos explicaron el funcionamiento y la historia de la organización, tras lo cuál nos demostraron cómo se ha de preparar un té siguiendo la tradición China. A continuación, pudimos disfrutar de una serie de juegos y bailes con varios de los miembros a los que la organización ayuda. Fue una experiencia muy interesante y divertida.
Al finalizar la visita, nos acercamos al Hutong de Nanluoguxiang; un Hutong podría definirse como un barrio o conjunto de calles construidos durante las dinastías Yuan, Ming y Qing, formados por calles estrechas o callejones, y edificios bajos en forma de cuadrados o cuadriláteros, los cuales ofrecen un interesantísimo contraste con la gran cantidad de rascacielos con los que cuenta Pekín.
Al día siguiente fuimos al Silk Market o Silk Street Market; un centro comercial muy conocido entre los turistas debido a la gran cantidad de tiendas con todo tipo de productos de imitación, entre ellos: relojes, bolsos, cámaras, ropa, calzado, etc. En definitiva, cualquier producto que os podáis imaginar. Debido a la gran afluencia de turistas que recibe diariamente, hoy en día también se pueden encontrar caligrafías antiguas Chinas, alfombras y demás artículos de recuerdo. Lo más curioso y, al mismo tiempo, entretenido del mismo es la necesidad de regatear todos los precios.
El lunes comenzó otra semana de trabajo, uno se va acostumbrando, poco a poco, a la cantidad de gente que hay, tanto dentro del transporte público, como en la carretera en general, con sus motocicletas, coches y bicicletas. Todas las calles, a cualquier hora del día, están llenas de motocicletas eléctricas, para las cuales parece que no existen las señales de tráfico, ya que van sin parar, tanto por la acera como por la carretera, pitando a la gente para que se aparte, sin importarles ir en dirección contraria.
El martes tuvimos clase de mandarín a última hora de la tarde y aproveché para acercarme al corazón del CBD, el distrito financiero de la ciudad, antes de que comenzará. Tras haber visitado un Hutong el fin de semana, parece increíble que ambas zonas sean parte de la misma ciudad. En cuanto a las clases de mandarín, en el nivel más bajo, nos enseñan frases y palabras básicas, muy útiles para el día a día; como por ejemplo dónde queremos ir, qué queremos comer, los números, etc.
El jueves la organización había preparado el evento cultural; el cual consistió en acudir al Teatro Chaoyang para disfrutar de un show acrobático que superó con creces las expectativas. Fue increíble ver la elasticidad de las bailarinas, la fuerza y estabilidad de los acróbatas, o el control de la distancia de los ocho motoristas que daban vueltas en una minúscula jaula circular; entre otros.
El viernes, al salir del trabajo “disfrutamos” de la lluvia Pekinesa, fue impactante ver como en apenas media hora se inundaba todo; lo cual provocó que el tráfico congestionado de serie, empeorara aún más. Por suerte, conseguimos llegar a casa y al cabo de unas horas tanto el tráfico como los charcos desaparecieron y pudimos acercarnos a Sanlitun, una de las zonas de fiesta más populares de Pekín, para disfrutar del principio del fin de la semana.
Eso es todo por ahora,
¡hasta la semana que viene!
Zâi jiàn!
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